HACIA RUTAS SALVAJES

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En 1990 Christopher McCandless, un chaval de veinte años, después de estudiar en la universidad decide tomarse un merecido descanso de la vida normal. Por eso coge una mochila, quema todo su dinero y recorre el país de punta a punta haciendo dedo. Su destino final es Alaska donde pretende sobrevivir en las tierras más inhóspitas y desangeladas de la faz de la tierra con un poco de arroz y lo que sea capaz de recolectar y cazar.


Hacia Rutas Salvajes es por tanto ese viaje iniciativo (que acaba por ser más bien crepuscular) para huir y enfrentarse contra los demonios del interior y del exterior. Atisbos de crítica a la sociedad, de rebeldía descontrolada típica de los veinteañeros que quieren cambiar el mundo y algún punto íntimo y verdaderamente genuino para retratar a Alexander Supertramp en su peculiar viaje de descubrimiento.


Emile Hirsch está soberbio. No hay duda que sin su interpretación la cosa hubiera sido insostenible aunque en su largo recorrido tienen el placer de encontrarse con otras personas que “buscan algo en la vida” igual que él y que acabarán tocados por su mismo espíritu como Marcia Harden, William Hurt, Vince Vaughn, Jena Malone, Catherine Keener o Hal Hollbrook.


A parte de los actores y la fotografía impecable la película deja una amarga sensación de desaprovechamiento debido a una excesiva duración que hace en ocasiones perder el equilibrio y olvida en su camino el objetivo final dilapidando algún momento brillante para volver a la narración de la hermana del protagonista intentando aclarar y justificar los pasos de su idealista y loco comportamiento. Desde la butaca presenciamos los saltos más bruscos entre la perfección técnica y la visión poética de Sean Penn para acabar aplastados por las terribles consecuencias y las verdaderas razones de su periplo vital que actúan como un mazazo sobre la conciencia de cualquier modelo de vida actual. Es inquietante y a la vez atractiva pero peca de aleccionadora. Y por ello se merece un rapapolvo.



PROS: Los actores y la idea (aunque esta última se pierde en ocasiones por los múltiples giros pecando de querer ser demasiado fiel a la historia real en lugar de adaptarla debidamente a la pantalla)


CONTRAS: Sean Penn no encuentra la medida, media hora menos y hubiera sido casi perfecta.


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